viernes, 23 de julio de 2021

¿Caminos de hierro en Matanzas?

La entrada del primer ferrocarril en Cuba en 1837 resultó un adelanto para la época, tanto para la industria azucarera, como para el servicio de transporte de la población. Es por eso que entre 1820 y 1840 nuevos avances técnicos se produjeron para lograr mayores rendimientos en la industria azucarera. 

Estos avances fueron desde el empleo de la máquina de vapor, hasta la incorporación de las esteras móviles para la conducción de las cañas hacia el molino de los ingenios y la instalación desde 1843 de los trenes Derosne o Rillieux.

En 1839 el Gobierno General había concedido el permiso para la construcción del ferrocarril matancero. La obra se inició en los primeros meses de 1842 y concluyó en agosto de 1843. Entonces la línea sólo llegaba hasta el puente de Buey Vaca y fue cubierta por la locomotora La Junta, que actualmente se conserva en la Estación Central de Ferrocarriles de La Habana.

Entre los accionistas del Ferrocarril de Matanzas a Sabanilla (así se llamó este primer ferrocarril) se contaban varios hacendados con importantes propiedades en la jurisdicción, entre otros los Alfonso, los Aldama y Francisco de la O García quien fue su primer presidente.

El trazado no se hizo en línea recta con Sabanilla, sino que se desvió al este con el objetivo de alcanzar el caserío y partido de Guanábana por constituir el mismo uno de los más descollantes centros azucareros de la jurisdicción. A este punto llegó el ferrocarril el 22 de octubre de 1843 coincidiendo con los preparativos de la zafra de ese año.

El 1 de noviembre de 1843 quedó inaugurado el camino de hierro que unía a Matanzas con el poblado de Guanábana.

 El 25 de noviembre de 1843 el periódico La Aurora de Matanzas publica un aviso a los accionistas del empeño Ferrocarril de la Sabanilla, sobre el cobro de una parte del valor de las acciones emitidas.



Los años comprendidos entre 1840 y 1850 resultaron decisivos en el desarrollo de las vías ferroviarias. Los campos matanceros fueron testigos de los enormes caminos ferrocarrileros.

Existieron cuatro compañías establecidas en distintas regiones y estas empresas compitieron por los mejores terrenos. Desde 1837, se estableció la Empresa del Ferrocarril de Cárdenas, en 1839, la del Ferrocarril Matanzas- Sabanilla y la del Ferrocarril de Júcaro y en 1842, la de Coliseo. 

Ya en la década del cincuenta Matanzas no tiene rincón, prácticamente, donde no llegue el chispazo del tren. Al finalizar la década, Matanzas está atravesada en su mayor parte por el ferrocarril y ella es una de las cinco localidades cubanas (del Departamento Occidental) a cuyos puertos llega el avanzado medio de transporte.

En 1856, se realizan las primeras gestiones para construir un ferrocarril que debía unir directamente las ciudades de La Habana y Matanzas. Así en 1857, en medio del auge inversionista que vivía el país, quedó constituida la sociedad del Ferrocarril de la Bahía de La Habana a Matanzas, aprobada por Real Orden en 1858.

La nueva línea se extendería entre esta ciudad y Regla y tenía entre sus objetivos atraer hacia La Habana, una parte importante del azúcar que se almacenaba y exportaba en Matanzas y comunicar de manera más rápida y directa ambas ciudades donde estaban ubicados los dos puertos principales de la Isla. Este ferrocarril comenzó a funcionar en 1861.

 

sábado, 20 de marzo de 2021

El Lince de Matanzas y de Cuba

 

Sebastián Alfredo de Morales fue uno de los botánicos más destacados del siglo XIX. Este científico, nacido en la capital, se convirtió en un matancero por los años de residencia en esta ciudad, y por las incontables actividades que desarrolló en beneficio de la tierra que lo acogió como a un hijo. 
 A principios de 1840 comenzó a dedicarse a la Paleontología y después se especializó en Botánica. Sebastián Alfredo de Morales fue el padre de la Botánica en Cuba por ser el primer científico nacido en Cuba especializado en esa rama del saber.
 Huérfano de padre y madre, comenzó a los 15 años a estudiar Crónica de prensa. En 1842, se trasladó a Matanzas, donde empezó a escribir. 
El Lince, uno de los seudónimos que utilizó como redactor en La Aurora de Matanzas cultivó la prosa y el verso, fue educador, periodista, político, sin dudas debe ser considerado científico cubano.
 En el periódico La Aurora de Matanzas comenzó su carrera de escritor público, al desarrollar una campaña contra los juegos de azar y otras lacras características de la administración colonial hispana en la Isla; también a partir de este momento, fue nombrado redactor de este diario hasta 1844.
 Según Calcagno, él trabajó conjuntamente con los hermanos José Jacinto y Federico Milanés, Miguel Teurbe Tolón y Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), entre otros escritores, para que La Aurora se convirtiera en el periódico más interesante de Cuba.
 De estos primeros años en la ciudad yumurina, es su poema Adiós a L. G. de C (1842), firmado por S. M. Solamer, otro de los seudónimos utilizados por él, del cual copiamos un fragmento: ¨

Adiós, mujer, no escucharás mis cantos;
 Presto a la tumba bajaré tranquilo.... 
¡Siento romperse de mi vida el hilo! 
¡Se acabaron del mundo los encantos!
 Las trabas que me ligan a la vida
 Fallando van, una, por una, ya....
 ¡De mi vida la llama pronta está 
Del pábilo á fugarse desprendida!
 ¨

El 13 de septiembre de 1842 El Lince publica en La Aurora, una especie de “hojeada a las noticias de Cuba”, a la que llama “Revista Jeneral” (sic).
 Más adelante, el 12 de octubre de este propio año 1842, apareció un comentario sobre la puesta en escena de una obra teatral en la ciudad de Matanzas y en el mismo “Lince”, demostró, además de conocimientos de la obra, condiciones para ejercer la crítica teatral: “La Sra. Armenta (doña Carlota) espresó con bastante felicidad las pasiones y candidez de Elvira, entusiasmando a los espectadores, hasta el punto de arrancar repetidos aplausos; y podemos decir que la ardiente y poética Elvira supo pagar los esfuerzos de Macías. La función concluyó a las nueve y media, terminando aquella con el conocido baile “La Cachucha” que desempeñaron con toda gracia y maestría la Sra. Armenta (Amalia) y los Sres. Robreño (D. Francisco) y Maíquez. La concurrencia no fue de lo mejor: atribuimos esto á “la retreta” y al baile de la Sociedad Filarmónica”. (sic)


 Por otra parte, el 30 de enero de 1845 escribe en la Aurora de Matanzas, Mácsimas (sic) un grupo de proverbios, reflexiones sobre diversos asuntos.

 Morales fundó el 2 de noviembre de 1864 la Sección de Ciencias Físicas y Naturales del Liceo Artístico y Literario de Matanzas. En 1862 ingresó en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana como corresponsal, distinción por no vivir en la capital.
 En 1865, colaboró con la creación del Instituto de Segunda Enseñanza, donde fue encumbrado catedrático interino de Ciencias Naturales. 
 Nombrado en 1873 agente especial de Cuba en Centro América, radicó en la ciudad de Bogotá, donde le otorgaron diploma de Profesor Titular del Instituto Homeopático de esa ciudad. Durante 3 años radicó en Barranquilla y vivió durante 9, en Venezuela.
Tras su regreso a Matanzas en 1896, practicó la Homeopatía por espacio de 16 años durante su vida.
 Falleció el 28 de abril de 1900 y fue sepultado en el Cementerio de San Carlos de la ciudad. 
Bibliografía:
Alfonso Portillo, Pedro Antonio (1854). Memorias de un matancero. Apuntes para la Historia de la Isla de Cuba con relación a la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas. Matanzas: Imprenta de Marsal y Cía. 63 p. 
 Calcagno, Francisco (1878). Diccionario biográfico cubano. New York: Imprenta y Librería de Ponce de León. 727 p.
 Dollero, Adolfo (1919). Cultura cubana. La provincia de Matanzas y su evolución. La Habana: Imprenta de Seoane y Fernández
  Instituto de Literatura y Lingüística: Diccionario de la Literatura Cubana. (1980-1984). t II. Ciudad de La Habana: Editorial Letras Cubanas. p. 735-778. 
 Labraña, José M. (1940). La prensa en Cuba. En: Cuba en la mano. La Habana: Enciclopedia Popular Ilustrada. p. 649-786.
 Martínez Carmenate, Urbano (2007) Los puentes abiertos. Matanzas: Ediciones Matanzas. 279 p.
 Ruiz Rodríguez, Raúl (2001). Matanzas: Surgimiento y esplendor de la plantación esclavista (1793-1967). 1ra ed. Matanzas: Ediciones Matanzas.126p.
 Fuentes periódicas: La Aurora de Matanzas 1841-1845

domingo, 14 de marzo de 2021

De Matanzas a Camagüey: el escultor de La Libertad

Cuando me mudé a la ciudad de Camagüey y comencé a recorrer sus complicadas calles me costó trabajo llegar a los lugares. Al no conocer la ciudad y venir de una urbe donde las calles son perfectamente rectas y alineadas, recorría casi en círculo las arterias y en concreto no llegaba a mi destino.
 
En una de mis andanzas y después de mucho caminar llegué al Parque Ignacio Agramonte. Resulta inevitable pasar por este sitio y no detenerse a observar la magnificencia del monumento.
En un primer instante le encontré un notable parecido con mi referente más cercano el Parque de La Libertad matancero, sin embargo, en ese momento no descubrí lo que escondía la historia. Las curiosidades históricas nos atraen a muchos. Esos hechos paralelos que se tejen alrededor de una figura, una ciudad o un país resultan atractivos y sin lugar a dudas constituye un desafío investigarlos. 

Buscando detalles comunes entre la historia de la ciudad de Matanzas y Camagüey me encuentro con uno en particular que ha llamado mi atención.

El hecho en sí, precisamente, tiene que ver con los monumentos que mencioné al inicio: El Parque de La Libertad en Matanzas y el Parque Ignacio Agramonte en Camagüey. 
 ¿Qué los distingue y cuál es la similitud entre ambos? Quédate hasta al final y descubre la historia.
 
Foto tomada  de Radio 26, trabajo citado

En 1905 cuando en La Habana se levantaba el primer monumento a Martí en la Isla, un científico cubano, y médico del Apóstol, el Dr. Ramón Luis Miranda (1) concebía el proyecto de una estatua similar en el centro de Matanzas.
 Tanto quiso este ilustre médico una representación de Martí en la ciudad que con temor a no reunir el financiamiento necesario y ante la inminencia de su propia muerte, le solicitó, mediante un testamento a su hija Angelina Miranda de Quesada que: 
(…) si el monumento de Martí, en Matanzas, no hubiese reunido los suficientes fondos para su colocación, pongas lo que falte a mi nombre, para que quede debidamente instalado (…) (2)
 El Dr. Miranda y el escultor Buemi firmaron para la ejecución del proyecto, el día 11 de agosto de 1906, un contrato redactado por el encargado Negocios de Cuba en Italia, Dr. Carlos Pedroso. Como testigo de este acto estuvo presente el comerciante matancero, radicado en Europa, Enrique Soler y Baró. En Cuba “se creó una Comisión Organizadora presidida por el Dr. Miranda e integrada por prestigiosas figuras como Gonzalo de Quesada Aróstegui, Carlos Trelles y Govín, Enrique Barnet Roque de Escobar y el comandante del Ejército Libertador Luis Rodolfo Miran-da La Rúa, entre otras personalidades” (3).
 Rubricado por el escultor italiano Salvatore Buemi, el conjunto monumental se eleva sobre un pedestal de granito de Ravena de Lombardía, donde se inscribieron varias tarjas, en una de ella se señala al Dr. Ramón L. Miranda como el autor del proyecto. Se trata de dos monumentales esculturas. Una representa la Estatua de la Libertad simbolizada por una mujer con las cadenas rotas en sus manos y lanzando el grito de ¡Libertad! y coronando la escena, a más de cuatro metros de altura la figura de José Martí.
 En este sitio se implantaron las artísticas figuras, traídas desde Italia donde se esculpieron y fundieron, y se descorrió el velo encubridor el 24 de febrero de 1909. 

En cuanto a Salvatore Buemi, debe resaltarse que fue un escultor italiano que nació en Sicilia en 1860 y muere en 1916. Estudió en Roma, donde en 1890 comenzó a participar en numerosas exposiciones. En 1989 saltó a la fama en Turín con la exposición del escultor de los grupos de celebración incluido Masotto Dogali. 
Muy joven emigró a Estados Unidos. Buemi se especializó en la producción de esculturas de bronce, para retratar personas y héroes de las guerras, particularmente bustos. Se mantuvo apegado al realismo clásico. 
“ Su mayor reconocimiento en Italia lo alcanzaría con la obra en el cementerio de Messina; sobresalen asimismo los monumentos a Benedetto Brin en Livorno y a Felice Cavallotti en Nomi. En el monumento de Matanzas que corona la estatua de pie del mártir, sobresale por sus dimensiones y extremo dinamismo la figura del Triunfo de la Libertad ubicada en la cara anterior del pedestal, que porta en sus manos las rotas cadenas”. (4)

 La Libertad de Buemi en el Parque Agramonte de Camagüey (5)
 
Foto por  Adrián Juan Espinosa

En el corazón de la antigua Plaza de Armas de la ciudad de Camagüey se gestaba el proyecto del monumento a Ignacio Agramonte que tuvo diecisiete propuestas distintas que fueron sometidas a la Comisión o Junta para su evaluación. 
 Los miembros de aquella Junta la conformaron jueces muy capaces incluyendo a los señores Enrique Loret de Mola, Raul Lamar, el R.P. Santiago Ollé, Juan Albaigés, Orlando Freyre, Benito Rodríguez y Aurelio Barrios. El proyecto ganador fue el del escultor italiano Salvatore Buemi.
 Efectivamente, el mismo Salvatore Buemi que se había contratado en Matanzas para la creación del monumento a José Martí. Tras el consabido fallo, se firmó el contrato de ejecución de la obra que rubricaron el Sr. Raúl Lamar, por la Junta, y el artista Buemi. El hecho ocurría el 4 de junio de 1910.
 El legado cubano en Italia de la época Miguel Campos Caraveda, la rubricó igualmente en aquel país el primero de agosto del mismo año. El ingenio del italiano Salvatore Buemi, sobresalió en la convocatoria que tuvo propuestas de españoles, cubanos, mexicanos. 
Se dice que la estatua fue inspirada por la erigida a Bolívar en Caracas. El costo de su ejecución ascendió a 16.000 pesos, recaudados por suscripción popular durante diez años, gesto siempre respaldado por los directivos de la Sociedad Popular. La inauguración del conjunto escultórico camagüeyano realizado por Buemi sucedió el 24 de febrero de 1912. 
El mismo día que la inauguración del Monumento a José Martí en Matanzas, solo que tres años más tarde. “El entonces Presidente de la Popular, Walfredo Rodríguez Blanca, hizo entrega de la Obra al Alcalde, y el Dr. Alfredo Zayas y Alfonso, la recibiría a su vez de manos del burgomaestre, el Sr, Arturo Fernández” (6). 
 
Buemi en la Habana 
 Otra de las obras de Buemi en Cuba es la del Ángel Rebelde, descrita como la segunda escultura en el mundo alegórica a Satanás, ubicada en el Capitolio.  

Trabajos relacionados: http://www.juventudrebelde.cu/columnas/lecturas/2017-01-21/el-diablo-de-la-habana  
https://www.radio26.cu/2019/03/06/la-copia-mas-fiel-del-rostro-de-marti-110-anos-del-conjunto-escultorico-del-parque-de-la-libertad/ 
 
Referencias: 
 1. Ramón Luis Miranda Torres nació en Matanzas el 29 de julio de 1836. Muy niño se trasladó junto a sus padres a La Habana e ingresó en el colegio El Salvador, dirigido por José de la Luz y Caballero. Estudió Medicina, en Cuba los dos primeros cursos, luego viajó a Madrid y París, donde se graduó en 1861. Se destacó como un eminente médico en varios campos de esta ciencia. Amigo personal de Martí y su último médico; su hija Angelina estaba casada con Gonzalo de Quesada Aróstegui. Ambos acordaron con él escultor italiano Salvatore Buemi la realización de esta obra.
 2. Yoel Cordoví Núñez (2012): Magisterio y nacionalismo en las escuelas públicas de Cuba 1899-1920. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. En: Morales Tejeda, Aida Liliana. De memorias y monumentos. La iconografía martiana en la República. Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí. Año 109, NO. 1. pág. 284.
 3. Véase Atenas, Portal de la cultura matancera, en http://www.atenas.cult.cu/parquelibertad
 4. Rodrigo Gutiérrez Viñuales (2004). Monumento conmemorativo y espacio público en Iberoamérica. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/261913349_Monumento_conmemorativo_y_espacio_publico_en_Iberoamerica
   5. Se consultó el trabajo Del Monumento a Ignacio Agramonte, en Camagüey. Del autor Carlos A. Peón-Casas. En: Blog Gaspar, El Lugareño, publicado el 24 de febrero de 2021. Disponible en: http://www.ellugareno.com/2020/07/delmonumento-ignacio-agramonte-en.html?m=1 6. Ídem

 Bibliografía:
 Calcagno, Francisco (1878). Diccionario biográfico cubano. New York: Imprenta y Librería de Ponce de León. 727 p. 
Dollero, Adolfo (1919). Cultura cubana. La provincia de Matanzas y su evolución. La Habana: Imprenta de Seoane y Fernández Gutiérrez Viñuales, Rodrigo (2004). Monumento conmemorativo y espacio público en Iberoamérica. Editor Cátedra. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/261913349_Monumento_conmemorativo_y_espacio_publico_en_Iberoamerica
 Hodelín Tablada, Ricardo y Fuentes Palier, Damaris (2006): “Dr. Ramón Luis Miranda Torres, médico de Martí, prototipo del médico de familia”, en Revista Cubana de Medicina General Integral. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol22_3_06/mgi21306.htm#autor Morales Tejeda, Aida Liliana. De memorias y monumentos. La iconografía martiana en la República. Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí. Año 109, NO. 1. pág. 284. 
Ruiz Rodríguez, Raúl (2001). Matanzas: Surgimiento y esplendor de la plantación esclavista (1793-1967). 1ra ed. Matanzas: Ediciones Matanzas.126p.

domingo, 21 de febrero de 2021

¿Un Capitán General en Matanzas?

 
La Aurora de Matanzas 2 de febrero 1851

Hasta el siglo XIX la ciudad de Matanzas no contaba con un local para efectuar las reuniones del Cabildo por lo que normalmente se celebraban en la casa del alcalde.
 De acuerdo a la información ofrecida por el periódico La Aurora de Matanzas del 2 de febrero de 1851: “en 1806 le contrataron la construcción del edificio a Don José Cabrera, pero al surgir dificultades con la ejecución se le pasó la dirección a Lorenzo Pedraja. 
El primer Cabildo en local propio se celebró el 26 de marzo de 1813. Dicho local estaba situado frente a la Plaza de Armas, entre Contreras y Gelabert, (actual calle Milanés). 
 Sin embargo, aquel edificio que había parecido bastante para el primer lustro del siglo XIX, ya no era suficiente para una Matanzas “con sus 3000 casas, sus veinte y tantos mil habitantes, su hospital y cuartel magníficos; Matanzas con su cuantioso comercio, su considerable producción y consumo; Matanzas elevada a la categoría de ciudad de segundo orden (…) (1) 
Se hacía necesario para Matanzas la construcción de una casa Capitular “más digna de su prosperidad y esplendor” (2)
 Fue entonces cuando en 1851, se colocó la primera piedra del Edificio del Ayuntamiento, hecho trascendente que contó con la presencia del Capitán General José Gutiérrez de La Concha. 
 José Gutiérrez de la Concha fue un militar español que llegó a convertirse en Marqués de La Habana. Gutiérrez de la Concha optó desde joven por la carrera de las armas y participó en diferentes episodios militares y políticos. Logró alcanzar el grado de Capitán General en el año 1850. 
 De acuerdo con lo narrado por el periódico La Aurora de Matanzas del día 2 de febrero de 1851, “el Capitán General después de haber prestado su poderosa cooperación, viene a solemnizar el acto y quizás a preparar mejoras importantes”.
 El edificio, destinado a Casa Consistorial se levantaría sobre un área de “45 varas de norte a sur y 35 y media de este a oeste (…) Su construcción sería “cantería de alto y bajo” (3) y el frente a la plaza lo ocupará un portal con columnas. Este edificio agruparía la Casa del Gobernador, la Capitular, las salas destinadas a la Secretaría de Gobierno y Cabildo, la biblioteca, los archivos y escribanías públicas.  
Actual Palacio de Gobierno, otrora Casa Consistorial
Foto: Adrián Juan Espinosa


Una de las voces que se alzó para celebrar la colocación de la primera piedra de la Casa Consistorial fue el poeta José Jacinto Milanés. Por este motivo, escribe: 

 A la Colocación de la Primera Piedra de la nueva Casa Capitular Soneto * (Se respeta la ortografía original) 

Cuando el país de Amasia o de Cebes 
Un noble pensamiento eternizaba, 
 Moles de árduo granito levantaba 
Contra el raudal de las centurias leves. 
 Con las iras impróvidas y aleves
  De un olvido precoz así lidiaba;  
Y por hacer la eternidad su esclava 
 Las pirámides mismas creyó breves. 
 Ya del tiempo y del hombre el gran combate
  Cede: la prensa animadora puebla 
De vida y luz un mundo y otro mundo. 
 Ningun saber ante el error se abate: 
 Ninguna gloria ante el baldón se aniebla: 
 Ninguna fuerza abísmase al profundo
                                          J.J.Milanés 
 Tomado del periódico La Aurora de Matanzas, 2 de febrero de 1851 

Citas: 
1. La Aurora de Matanzas del 2 de febrero de 1851
2. (Ídem)
 3. (Ídem) 

Fuentes consultadas: 
 Alfonso Portillo, Pedro Antonio (1854). Memorias de un matancero. Apuntes para la Historia de la Isla de Cuba con relación a la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas. Matanzas: Imprenta de Marsal y Cía. 63 p. 
 Calcagno, Francisco (1878). Diccionario biográfico cubano. New York: Imprenta y Librería de Ponce de León. 727 p.
 Martínez Carmenate, Urbano (2007) Los puentes abiertos. Matanzas: Ediciones Matanzas. 279 p.
 Martínez Carmenate, Urbano y Ruiz Rodríguez, Raúl (2006). Las cifras del tiempo. Cronología histórica de Matanzas 1494-1867. Matanzas: Ediciones Matanzas.
 Ruiz Rodríguez, Raúl (2001). Matanzas: Surgimiento y esplendor de la plantación esclavista (1793-1967). 1ra ed. Matanzas: Ediciones Matanzas.126p. 
 Periódico La Aurora de Matanzas, 2 de febrero de 1851 p.1 a la 4

Información relacionada en: http://www.radio26.cu/2017/02/07/palacio-de-gobierno-de-matanzas-arte-belleza-e-historia/

martes, 2 de febrero de 2021

Historias camagüeyanas que guarda el periódico La Aurora de Matanzas

Soy matancera. Amo mi ciudad de ríos y puentes y aprecio mucho su historia tricentenaria. Sin embargo, desde hace dos años vivo en Camagüey. Razones personales me trajeron hasta acá y en este corto tiempo que llevo en “la suave comarca de pastores y sombreros” (1) me he percatado de algunas coincidencias históricas entre mi natal Matanzas y Camagüey.

domingo, 17 de enero de 2021

El Paganini matancero

Josè White, violinista y compositor matancero considerado uno de los músicos más famosos de su siglo. En el diccionario biográfico, Calcagno (1878) escribe: “Este notable violisnista pardo ha sido con razón denominado el Paganini cubano y hasta ahora en su instrumento solo ha tenido en Cuba dos dignos rivales” (1). 

Entre las obras más importantes de su autoría se encuentra La bella cubana. Su nombre completo es José Silvestre de los Dolores White Laffite. 

Cuando cumplió los diecinueve años de edad, ya conocía y tocaba dieciséis instrumentos musicales, entre ellos, el violín, la viola, el violoncello, el contrabajo, el piano, la guitarra, la flauta, el corvetín y la trompa. 

Hijo de Carlos White, dominicano de origen y que pertenecía a una familia de emigrados y María Escolástica Laffita, mulata criolla. Como fruto de las relaciones entre White y María Escolástica nacieron cuatro hijos: Isabel, Francisca, Concepción y José Silvestre. 

José Silvestre de los Dolores White y Laffita nació el 31 de diciembre de 1835, según consta en los archivos de la Catedral de Matanzas (2). En 1840, con solo cinco años, inició sus estudios con su padre, Carlos White. La enseñanza del instrumento la inicia a los ocho años con el músico mulato José Miguel Román, quien era director de la orquesta que tocaba en la iglesia de la ciudad. 

A partir de 1844 sigue sus clases con Pedro Haserf. Se conoce que desde 1850 White estrenó obras musicales, sobre todo en celebraciones relacionadas con la iglesia. 

La música popular ocupará otro lugar preponderante en el proceso de maduración del compositor, a través del cultivo de los géneros bailables. Como evidencia de actividades realizadas por White referidas a esta variante de la música popular quedan entre otras, las reseñas en La Aurora de Matanzas, del sábado 24 de septiembre de 1853 en las secciones Revista Local y Diversiones. 



En1854 efectúa su primer concierto en el Teatro Principal de Matanzas sito en la calle de Manzano y Ayuntamiento acompañado por el célebre pianista norteamericano Luis M. Gottschalk. Constancia sobre este hecho la ofrece la investigadora María Victoria Oliver: 

“…en el gran concierto que ofreció en Matanzas el célebre pianista Gottschalk la noche del 21 de mayo de 1854, tocó con este virtuoso la fantasía sobre temas de Guillermo Tell de Osborne y Beriot, el Carnaval de Venecia y una melodía sobre aires cubanos, de su autoría”. (2)

 En julio de 1856, ganó el primer premio de violín en el Conservatorio de París, con lo cual quedó consagrado definitivamente en la aristocracia de los virtuosos del violín. En 1859 regresó a su ciudad natal para ofrecer una serie de conciertos acompañado por el pianista Adolfo Díaz, y escribió Fantasía cubana, y el Estudio núm. 6, op. 13 para violín; La bella cubana y Bolero de concierto.

 El 4 de octubre de 1860, ofreció concierto en Matanzas; después regresó a París. White compone en 1864 su Concierto en fa menor, para violín y orquesta, que estrena en la Sala Herz de París el 3 de marzo de 1867 y en 1872 estrena su cuarteto de cuerdas. En 1874, White realiza su último viaje a Cuba; en 1875 ofrece un concierto en el Teatro Sauto de Matanzas y en Santiago de Cuba actuó en febrero y marzo. 

De regreso a La Habana, se presenta, acompañado por el pianista Guerrero, el 4 de abril en el teatro Tacón de La Habana. Estas fueron sus últimas presentaciones en Cuba. En todos estos conciertos participó el pianista y compositor cubano Ignacio Cervantes.

 De Cuba se traslada a México, y allí se presenta, en el Teatro Nacional de Ciudad México y en otros teatros importantes de este país. El 20 de octubre de 1875, White llega a Nueva York, donde se presenta, acompañado por Ignacio Cervantes, en el Steinway Hall. 

En julio de 1876 participa en los festejos por el centenario de la Guerra de Independencia de Estados Unidos. Más tarde regresa a París, donde en noviembre reanuda sus actividades artísticas.

 En 1877 emprende un periplo por América Latina, que lo llevará a Panamá, Venezuela y Perú. A fines de febrero de 1878, llega a Valparaíso, y de allí se traslada a la capital, Santiago de Chile, país en el que escribe su Zamacueca. En 1879 viaja a Argentina, donde se presenta en el teatro Colón de Buenos Aires; después se traslada a Uruguay, y allí actúa el 29 de julio en el teatro Solís de Montevideo. 

En noviembre del mismo año se traslada a Río de Janeiro, Brasil, país en el que permanecerá durante quince años, en el que desarrolla una intensa vida social y artística. Aquí actúa en el Teatro Imperial, el Club Beethoven, junto al pianista Arturo Napoleón, con quien funda la Sociedad de Conciertos Clásicos, es nombrado director del Conservatorio Imperial de Música, miembro de la Academia de Arte de Brasil, y actúa como director.

 White, tras una ausencia de quince años, se dirige a París, y reanuda de nuevo sus actividades artísticas. El 26 de julio de 1890 viaja a Londres, Inglaterra, para presentarse en el Castillo Osborn. En 1891 fue jurado del Concurso del Conservatorio de París, junto a Charles-Louis Ambroise Thomas, Berthelier, Nadaud y Théodore Dubois. 

En años sucesivos formará parte del jurado de este Concurso. También actuó como jurado en 1911 y 1912, en los concursos del Conservatorio Real de Bruselas, Bélgica. Roma lo acoge en 1893, en un breve viaje. Regresa a París, donde trabaja como profesor interino de la clase de Martin-Pierre-Joseph Marsick, a quien en ocasiones sustituía cuando este hacía giras por otras partes de Europa y Estados Unidos. 

En 1911, viaja a Roma, invitado para participar en el Congreso Internacional de Música. 

 En relación con los últimos días de White, la investigadora María Victoria Oliver (3) plantea:

 “Aún existen puntos obscuros en el estudio historiográfico de la vida de White. Se desconoce la causa por la cual se certifica la defunción del afamado violinista y compositor; durante mucho tiempo incluso, se dudó de que el cuerpo de White se hallara en Francia pues no se había podido localizar su tumba. Hoy podemos asegurar que los restos del matancero se encuentran sepultados en el Cementerio de Boulogne Sur Seine, gracias a la colaboración de la Señora Sabine Faivre D´Arcier quien en 1988 hizo llegar a nuestro país unas fotos de la tumba de White” fallecido en París, el 12 de marzo de 1918, a la edad de ochenta y dos años. 

Referencias:

 Calcagno, Francisco (1878). Diccionario biográfico cubano. New York: Imprenta y Librería de Ponce de León. 727 p. 

Trujillo Lima Iraida y Oliver Luis, María Victoria. “José White”. (s/a). Material en formato Word. 94 p 

Ramírez, Serafín. La Habana Artística. La Habana. Imprenta E.M. de la Capitanía General. 1891. P176. En: Trujillo Lima Iraida y Oliver Luis, María Victoria. “José White”. (s/a). Material en formato Word. 94 p En: Trujillo Lima Iraida y Oliver Luis, María Victoria. “José White” (s/a) Material en formato Word. 94 p.

 Fuentes consultadas: Alfonso Portillo, Pedro Antonio (1854). Memorias de un matancero. Apuntes para la Historia de la Isla de Cuba con relación a la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas. Matanzas: Imprenta de Marsal y Cía. 63 p. 

Calcagno, Francisco (1878). Diccionario biográfico cubano. New York: Imprenta y Librería de Ponce de León. 727 p. 

 Martínez Carmenate, Urbano (2007) Los puentes abiertos. Matanzas: Ediciones Matanzas. 279 p. Ponte Domínguez, Francisco J. (1959).

 Matanzas: biografía de una provincia. La Habana: Imprenta El Siglo XX. Quintero y Almeida, José M. (1878). Apuntes para la historia de la Isla de Cuba con relación a Matanzas. Impresos Ferrocarril.

 ---------------------------------------- (1881). Apuntes Históricos de Matanzas: Imprenta El Ferro-Carril. 97 p. La Aurora de Matanzas 1850 a 1853

lunes, 23 de noviembre de 2020

Un mecenas para Matanzas

Foto por Adrián Juan Espinosa

Ambrosio de la Concepción Sauto y Noda, gran amante de las artes, y uno de los benefactores más destacados de Matanzas. Sauto nace en Guanajay, provincia de Artemisa, Cuba el 7 de diciembre de 1807 y llega a Matanzas cuando tenía 24 años, en el año 1831, donde comienza a laborar como practicante de farmacia. Un poco más tarde se convierte en
doctor en Farmacia y fue propietario de una de las más prestigiosas boticas de Cuba

Pequeños Apuntes

¿Caminos de hierro en Matanzas?

Desde mi Atenas de Cuba