lunes, 23 de noviembre de 2020

Un mecenas para Matanzas

Foto por Adrián Juan Espinosa

Ambrosio de la Concepción Sauto y Noda, gran amante de las artes, y uno de los benefactores más destacados de Matanzas. Sauto nace en Guanajay, provincia de Artemisa, Cuba el 7 de diciembre de 1807 y llega a Matanzas cuando tenía 24 años, en el año 1831, donde comienza a laborar como practicante de farmacia. Un poco más tarde se convierte en
doctor en Farmacia y fue propietario de una de las más prestigiosas boticas de Cuba

En enero de 1842 contrae matrimonio con Juana S. Jenkes, hija de una de las familias más antiguas de la ciudad. Su prestigio como ciudadano generoso se acrecienta en la medida en que contribuye activamente en la materialización de proyectos tales como: un nuevo cementerio, el acueducto y la construcción de la Iglesia San Pedro Apóstol.

Ejemplar del periódico La Aurora de Matanzas correspondiente al día 1 de noviembre de 1840 p.1
  

Su farmacia fue el primer establecimiento matancero que produce y vende refresco de soda embotellado en sifón y en donde funcionó el primer sistema de alumbrado de gas de la villa.

Ejemplar del periódico La Aurora de Matanzas correspondiente al día 7 de marzo de 1845 p.3
 

Por gestión de Sauto, se introdujo y puso en marcha la primera imprenta rotativa a sólo tres años de su invención en Estados Unidos de América. Ocupó diversos cargos y fue merecedor de medallas y menciones en exposiciones internacionales, entre los reconocimientos está el de Boticario de Cámara de su Majestad por haber curado con una de sus fórmulas a la reina Isabel II.

En la vida cultural se patentizó el protagonismo y beneficencia de Sauto: las asociaciones Santa Cecilia, Filarmónica de Isabel II, el Casino Príncipe Alfonso y la Biblioteca Pública (llamada después Biblioteca Gener y Del Monte) conocieron de su entusiasmo como patrocinador y director. Integró la Orquesta de la Academia Filarmónica de Apolo en condición de chellista.

Desde la génesis del nuevo teatro para la ciudad integró la Junta que lo regenteaba, primero como miembro ejecutivo y después como inspector de obra, se encargó personalmente de la calidad de los materiales que se empleaban y de la ejecución de los diversos trabajos todo ello sin abandonar la atención de su farmacia, sin embargo su altruismo se revela cuando ya agotado el capital inicial de la construcción, aporta de su fortuna la cantidad necesaria que cubriera el monto final de la ejecución. El 24 de marzo de 1880 muere en Matanzas y en justa gratitud, en 1898, los matanceros deciden nombrar Sauto a su principal teatro en tributo a su memoria.

Foto por Adrián Juan Espinosa

Resulta significativo el hallazgo en el periódico La Aurora de Matanzas del día 14 de diciembre de 1843 esta referencia a la Botica de la Calle Medio No.13, propiedad de Ambrosio Sauto. También en el ejemplar del día 7 de marzo de 1845 hace referencia a la Botica y almacén de medicinas del Dr. Ambrosio C. Sauto.

Ejemplar del periódico La Aurora de Matanzas del día 14 de diciembre de 1843


 

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